Mucopolisacaridosis

La mucopolisacaridosis (MPS) es un grupo de trastornos metabólicos congénitos causados por deficiencias enzimáticas diferentes que conducen al almacenamiento intracelular progresivo de glicosaminoglicanos (GAG) en múltiples tejidos. Con frecuencia se produce un retraso en el diagnóstico, especialmente en aquellos pacientes con formas más atenuadas de la enfermedad.

 

 

 

Los siete tipos principales de MPS se clasifican en función de la deficiencia enzimática específica presente, las principales manifestaciones clínicas o ambas. Todas son enfermedades de herencia autosómica recesiva, excepto MPS tipo II que presenta una herencia ligada al cromosoma X. Las características clínicas y la gravedad de los síntomas varían ampliamente tanto dentro como entre los siete tipos principales de MPS. El diagnóstico se basará en el estudio de las manifestaciones clínicas y el análisis de los GAG que se excretan en orina. 

 

 

La afectación clínica es multisistémica (nervioso, esquelético, respiratorio, cardiovascular, gastrointestinal, ocular, dental y auditivo). Presentan una progresión clínica lenta de los síntomas que pueden causar una morbilidad grave y una mortalidad temprana según la mutación genética molecular.

 

Suelen presentar rasgos faciales toscos, talla baja con tronco desproporcionadamente corto, excepto la enfermedad de Sanfilippo que no presenta talla baja. Se pueden encontrar rigidez y contracturas articulares en todos los tipos de MPS, excepto para la MPS IV (síndrome de Morquio), en el que hay laxitud, y para la MPS IX. La rigidez y las contracturas afectan preferentemente a las articulaciones falángicas; sin embargo, todas las articulaciones pueden verse afectadas, especialmente en las formas más graves. Cuando las articulaciones interfalángicas de las manos se ven afectadas, se desarrolla la característica deformidad de la mano con garra; a menudo resulta en una función de la mano deteriorada. La hipermovilidad es el resultado de las deformidades metafisarias, la hipoplasia de los huesos y la degradación de los tejidos conectivos alrededor de la articulación.

 

Los pacientes con MPS tienen una mayor incidencia de hipoplasia del proceso odontoideo que los predispone a la inestabilidad atlanto-axoidea. La compresión de la médula espinal puede ocurrir como resultado de la subluxación atlanto-axoidea y conducir a complicaciones neurológicas, con mayor frecuencia la tetraparesia espástica; sin embargo, también se han informado casos de paraparesia y hemiparesia. Los pacientes con síndrome de Hurler (MPS I) y síndrome de Morquio (MPS IV) parecen tener el mayor riesgo de desarrollar hipoplasia odontoidea.

 

 

El estudio por imagen puede revelar genu valgo, cifoescoliosis con vértebras en pico de loro o cola de pez, platispondilea, espondilolistesis, hipoplasia de odontoides, subluxación C1-C2, coxa vara, displasia de caderas, metáfisis ensanchadas, epífisis deformadas, deformidad de Madelung, engrosamiento de clavículas y costillas. 

 

 

El primer tratamiento efectivo para esta enfermedad severa y progresiva fue descrito en 1980, cuando se realizó un trasplante de médula ósea a un paciente con MPA tipo I. El primer tratamiento endovenoso específico de reemplazo enzimático fue aprovado para la MPS tipo I, seguido de la MPS VI, MPS II y recientemente la IVA. 

 

 

El transplante de médula ósea puede prevenir el deterioro cognitivo, mejorar la clínica respiratoria, reducir la hepatoesplenomegalia, y mejorar la movilidad en formas severas de MPS I antes de los 2’5 años, aunque la opacidad corneal no mejora, la enfermedad valvular cardíaca persiste y los cambios esqueléticos progresan. El transplante de médula ósea no parece ser una opción para las MPS III y MPS IV, y su efecto es controvertido para las MPS tipo II. La terapia de sustitución enzimática ha desmostrado mejorar algunos de los síntomas de la MPS I, MPS II, y MPS VI, y más recientemente la MPS IVA. Los tratamientos actuales no mejoran la clínica neurológica, ni las manifestacuiones esqueléticas. Existen diferentes estudios para el tratamiento de la MPS tipo III, pero ninguno está aprovado actualmente. 

 

 

Los procedimientos musculoesqueléticos más frecuentes son la descompresión del túnel carpiano y la liberación de los flexores de los dedos, hemiepifisiodesis y osteotomías para corrección de deformidades de las extremidades inferiores y cirugías de descompresión de la médula espinal.